Ingredientes:
- 250 gramos de harina: Base de nuestro pastel, proporciona la estructura perfecta.
- 1 cucharadita de polvo para hornear: El leudante que garantiza una textura esponjosa.
- 1 cucharadita de canela en polvo: El alma del pastel, aportando ese sabor cálido y acogedor.
- 250 gramos de azúcar: Dulzura equilibrada, realzando los sabores sin sobrepasar.
- 2 huevos: Elemento clave para la unión y suavidad de la masa.
- 250 mililitros de leche de vaca: Aporta humedad y enriquece la textura.
- 1 pizca de sal: Un toque sutil que intensifica los sabores.
- 125 gramos de mantequilla derretida: Añade riqueza y un sabor incomparable.
Preparación:
- Inicio del Proceso: Precalienta el horno a 180°C, creando el ambiente ideal para la cocción.
- Mezcla Seca: Cierne la harina, el polvo para hornear y la canela. Esta acción no solo combina los ingredientes sino que también airea la harina, resultando en un pastel más esponjoso. Añade el azúcar, integrándolo con la mezcla seca.
- Unión de los Líquidos: En un recipiente aparte, bate los huevos junto con la leche y la pizca de sal. Esta mezcla será la que aporte humedad y una textura suave a nuestro pastel.
- Integración Perfecta: Añade los líquidos a la mezcla de harina y azúcar, mezclando rápidamente con una cuchara. Es crucial evitar sobrebatir para mantener la textura aireada y ligera.
- Toque Final de Sabor: Incorpora la mantequilla derretida, mezclando hasta obtener una masa homogénea. La mantequilla no solo aporta sabor, sino que también contribuye a una textura suave y un dorado perfecto en el exterior.
- Preparación del Molde: Vierte la mezcla en un molde rectangular o circular previamente engrasado y enharinado. Este paso es esencial para asegurar que tu pastel se desmolde fácilmente, manteniendo su forma perfecta.
- El Momento Crucial: Hornea durante 30 minutos a 180°C. Este tiempo y temperatura son ideales para que el pastel se cocine uniformemente, adquiriendo una textura perfecta y un dorado apetecible.
- El Gran Final: Deja enfriar y desmolda. Este paso es tan importante como la cocción, ya que permite que los sabores se asienten y la textura se estabilice.
Conclusión:
Este Pastel de Canela no es solo un postre, es una experiencia que invita a disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Su textura suave y esponjosa, combinada con el aroma y sabor de la canela, lo convierten en el acompañante ideal para cualquier momento del día